En está entrada del blog conoceremos a Irene Doravi. Una mujer de Sevilla, que se dedica a la pintura, ilustración y estampación. Disfruta manchandose las manos de pintura y creando sellos para luego estampar en camisetas, bolsos y demás textil.
1. ¿Cómo aprendiste a hacer sellos y estampados?
En los años 2006/2007, hice un grado medio en la Escuela de Arte de Grabado Calcográfico. Ahí aprendí la especialidad de linóleo, que es una de las técnicas de estampación más utilizadas. 2. ¿Qué herramientas y materiales utilizas?
La técnica de linóleo se ha modernizado y han sacado materiales nuevos. Para su realización es muy importante las gubias que es con las que se carva el sello y se retira el material sobrante, otro de los imprescindibles es la plancha de linóleo, aunque como digo, ahora hay unas planchas de vinilo flexible que es con las que trabajo, por último a la hora de estampar utilizo pintura textil para una mejor conservación en los lavados.
Por supuesto, siempre he sido de plasmar la idea antes de realizarla. Me encanta investigar y buscar inspiración, ver como la idea de mi cabeza va cogiendo forma en el papel.
4. ¿Puedes trabajar en ello ó solo es una afición?
Trabajo en ello y le echo muchísimas horas pero tengo trabajos paralelos a este.
He diseñado carteles para distintas entidades. Para la Universidad de Huelva (Para el Día de la violencia de Género, 8M, Día de la Discapacidad), también unas totes personalizadas para el área de Igualdad, ilustrado varios libros.
6. ¿Cuál ha sido el sello más complicado y laborioso que has realizado?
El sello más complicado ha sido Serpiente, ha sido el de mayor tamaño y el que tenía más detalles, pero lo disfruté muchísimo.
Para cualquier tipo de persona, es un contenido amplio y todo aquel que le guste el arte y mi trabajo puede tenerlo.
8. ¿Cómo te ha afectado el confinamiento a tus encargos y diseños?
Para mi la pandemia fue un antes y un después en mi trabajo, me lancé a crear sellos porque ya que tenía los materiales de cuando estudié en grado, yo hacía años que no carvaba y quise experimentar. El primero que hice fue Orange, fue tal la sensación y la ilusión que me dio que un año y medio después no he parado de crear. Creo que me hizo replantearme lo que quería y luchar por ello día a día.
Hay anécdotas de todo tipo, buenas y malas. Creo que las más bonitas son cuando los clientes te escriben para decirte lo mucho que le gusta lo que haces, o cuando ves fotos y videos de personas a las que le han regalado algún Doravi (sea ilustración o textil) y se les ilumina la cara y se emocionan. Para mí es una de las cosas más gratificantes de este trabajo.
10. ¿Qué le preguntarías al próximo artista o artesano/a?
Le preguntaría que con qué parte del proceso creativo disfruta más o le gusta más.
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